"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza." Arturo Jauretche.

4 de junio de 2011

El sueño de la Casa propia




Convencidos de que estamos viviendo un momento histórico en nuestro país; decididos a que tenemos que ser protagonistas de este tiempo, conscientes de que el Proyecto Nacional y Popular se consolidará - profundizará - superará en la medida que que todos y todas participemos; es que decidimos buscar un local propio para salir a construir con todos y todas; a dar el debate, a aportar soluciones y generar cambios territoriales.
Si sabés de algún lugar en Capital avisános, si querés sumarte contactános.

Las Madres no se manchan

por Federico Casinelli




La Batalla Cultural.
En los últimos años, y a criterio de quien escribe profundizándose a partir del 2007, la contienda política que se da a través de la comunicación ha desnudado diferentes rostros en esta sociedad actual. Uno de ellos y el más invisibilizado durante décadas, es justamente el de los propios Medios de Comunicación; o con mayor especificidad, el de los interés económicos que representan.
Es así que estamos siendo parte de una batalla cultural entre diferentes modelos de país y de sociedad con sus correlatos en figuras políticas. Y el campo de batalla es la prensa diaria donde se operan campañas difamatorias y se construyen nuevos candidatos con la misma práctica que se lanza un nuevo jabón en polvo al mercado.

Entonces sucede que en el marco de un proceso electoral presidencial;  la denuncia por lavado de dinero a Sergio Shocklender se transforma en una denuncia correlativa a toda la Asociación Madres de Plaza de Mayo, a todos los Organismos de Derechos Humanos, a toda la causa que en estos se preserva y por supuesto al Gobierno Nacional.
Es decir, que el grupo de mujeres que enfrentó pacífica y corajudamente a la peor dictadura de toda la historia del país y que en ese andar han dejado mártires a la historia de Nuestro Pueblo; las mismas que han sostenido  inclaudicable y persistentemente el reclamo  de “Memoria, Verdad y Justicia” durante una dictadura y tres gobiernos constitucionales que actuaron para aislarlas y fracturarlas, y que a pesar de esto continuaron sembrando conciencia; al parecer por la prensa de hoy son una corporación corrupta de lavado de dinero del kirchnerismo.

Resulta indignante, al menos para este que escribe y que necesita dar este debate.

Ayer.
La década del noventa probablemente haya sido una de las etapas históricas con mayores dificultades para la construcción política del Campo Popular. La banalidad como pilar en la política, el hiperconsumo, el descompromiso social, la falta de oportunidades laborales, el vaciamiento del Estado, la ausencia absoluta de debate crítico y la persecución y represión a los movimientos sociales y sus dirigentes fueron las herramientas del Poder Político Económico para profundizar ese mismo modelo de país impuesto a través de desapariciones, exilio y tortura durante la Dictadura.

Aquellos que nos formamos en esa militancia, una militancia netamente de resistencia y en soledad absoluta, vimos en los Organismos de Derechos Humanos un oasis de  ética política en donde nos zambullimos de cabeza para empaparnos en esa lucha; entendiendo que el proceso político que se estaba evidenciando era directamente proporcional al causal del reclamo originario de estos organismos; y a su vez un signo de perseverancia y de coherencia en sus referentes.

Es justamente por esto que cuando Néstor y Cristina levantaron estas banderas todos y todas nos sentimos contenidos y por primera vez representados en un Gobierno porque reivindicaron a esas luchadoras y re significaron esa lucha al potenciarla desde un lugar chiquitito de la política para ponderarlo en la agenda nacional.

Hoy.
El enemigo (el Poder Económico, las Corporaciones, la Iglesia); esto lo tiene absolutamente claro y por eso no duda en dónde y cómo golpear.

Lo sabe el candidato de la derecha  Eduardo Duhalde al alinearse con el carapintada Aldo Rico en San Miguel. Lo saben los 100 genocidas presos en Marcos Paz por delitos de lesa humanidad al solicitar participar  de las internas abiertas del Peronismo Disidente para elegir su candidato presidencial. Hasta el mamarrachesco Raúl Castells lo sabe, a pesar de que en el año 98 fuimos los organismos los únicos que acampábamos en Comodoro Py para pedir por su libertad, y que hoy con absoluta liviandad dice que “las Madres vendieron a los 30.000 por una empresa constructora”.

En cuanto a la causa en sí misma no hay demasiado que aportar. 
La Justicia deberá investigar a fondo y en caso de que se compruebe delito juzgar como corresponda. Si los jueces tuvieran la vocación real de hacer Justicia, debieran comprender que hay una necesidad social de clarificar esta situación con premura.

Mientras tanto el resto de la sociedad debería unánimemente abrazar a Nuestras Madres, porque sin ellas y sin dudas tendríamos una Democracia mucho más débil sin su entrega y sin su lucha.